TÍTULO: LA MALA COSTUMBRE
AUTORA: ALANA S. PORTERO
EDITORIAL: SEIX BARRAL
PÁGINAS: 256
El desgarrador viaje vital de una niña atrapada en un cuerpo que no sabe habitar. Una novela deslumbrante que no se parece a nada que hayas leído. Un fenómeno literario internacional antes de su publicación.
Narrada desde una singular y desgarradora voz en primera persona, La mala costumbre recorre la adolescencia de una niña atrapada en un cuerpo que no sabe habitar, que intenta comprenderse a sí misma y al mundo en el que vive, desde su infancia en una familia de clase obrera en el barrio de San Blas, arrasado por la heroína en los años ochenta, hasta las noches clandestinas en el centro de Madrid de los noventa.
Como en una versión bastarda del viaje del héroe, yonquis, divas pop y ángeles caídos la acompañan en un viaje vital en el que, al final, serán otras mujeres quienes le ayuden a superar la violencia que encuentra a cada paso. La mala costumbre es una novela cruda y feroz, pero también poética y conmovedora, en la que los extremos se tocan para mostrarnos por qué el resentimiento y la rabia contra el sistema son completamente válidos para sobrevivir en una sociedad que no acepta a los que son diferentes. Dueña de un universo creativo único en el que conviven el teatro, la historia clásica y el activismo, Alana S. Portero debuta en la ficción con esta novela deslumbrante que se ha convertido en un fenómeno editorial internacional antes de su publicación.
Mi opinión
¡Hola, amigos! 😀🌷¿Qué tal les va el día de hoy? Espero se encuentren muy bien y siempre disfrutando de buenas lecturas.
Hoy les traigo la reseña del libro La mala costumbre de Alana S. Portero, un libro que descubrí gracias a la recomendación de varias amigas blogueras y que finalmente pude leer. Debo decir que esta lectura me emocionó mucho y no solo por la trama tan dura y desgarradora, sino también por la maravillosa pluma de la autora, cosa que me cautivó desde la primera página.
Dicho esto, empecemos…
El libro nos lleva al barrio de San Blas, un barrio lleno de drogadictos, donde los muchachos, llenos de agujas y malolientes, apenas se movían y lucían como ángeles caídos. Un lugar lleno de carencias, donde se respiraba un abandono que las autoridades parecían no querer ver.
Es en San Blas, que nuestra protagonista vive junto a sus padres y a su hermano Darío.
Mientras iba creciendo, las dudas y los miedos empezaron a surgir y es que ella se sentía diferente al resto, ella quería ser como las otras niñas, pero estaba atrapada en el cuerpo de un niño y estaba convencida, que lo que sentía no se lo podía contar a nadie, ya que sería juzgada por ser diferente y desde entonces, vivía escondida tras una máscara de vergüenza y mucho miedo.
Fue a los seis años, que se enamoró de uno de los ángeles caídos que abundaban en el barrio. Efrén era muy guapo y de rasgos suaves. Era la primera vez que había tenido ganas de besar a alguien, lamentablemente, Efrén murió de una sobredosis y para las autoridades, solo era un número más, otro muchacho que se iba y nada más, pero para ella, era un ángel indefenso que ya se había ido.
“Con todo, la muerte había escogido para Efrén un marco vegetal de cierta y sucia belleza art nouveau. Tenía la boca entreabierta y los labios carnosos, aún sin retraer, el pelo revuelto y los párpados a medio camino entre la vigilia y el sueño. Si a los cinco años una tiene la capacidad de enamorarse, la mía se derramó completa sobre aquel pobre desgraciado.”
El barrio estaba lleno de personajes, como la bruja del final de la calle, una mujer flaca, sin pelo y vieja, a quien trataban de evitar a toda costa. Casi nadie se acordaba de su nombre, por lo que solo la llamaban la Peluca, cuando ella no podía escucharlos. Y es que todos le tenían miedo, por lo que la trataban con cuidado. Finalmente, a pesar de la tartamudez y del miedo, se acercó a conversar con ella, se llamaba María, por lo que, desde ese momento, dejaría de llamarla Peluca, como lo hacían las personas del barrio.
En el barrio también estaba Aurelio, un mal hombre que no dudaba en maltratar a su esposa Luisa y a sus hijos Saúl y Laura. Era imposible no escuchar el infierno que pasaba en esa casa y aunque los vecinos llamaban a la policía, pronto dejaron de hacerlo, ya que se dieron cuenta que no eran de gran ayuda y todo seguía igual.
“Las niñas siempre estamos escuchando y nunca se sabe qué se agita dentro de cada una que puede ser dañado para siempre con una palabra.”
Su madre era muy cariñosa con ellos y lucía muy bien para su edad. Siempre les decía que había sido muy feliz de tener dos hijos hombres. Quizás se había dado cuenta que había algo diferente en uno de sus hijos, por lo que, sutilmente, prefería mantener ese “algo” en secreto. Su padre, por su parte, les demostraba su amor diciéndoles siempre la verdad y les mostraba las cosas tal como eran, aunque aún fueran unos niños.
Su vida transcurría observando a las mujeres de su vida y en la privacidad del baño podía improvisar maquillajes y se imaginaba ser otra persona, mientras la música sonaba en su cabeza.
“De niña no me daba miedo pensar en ser así, ni fantasear con ello, me aterraba la reacción de los demás viendo cómo se expresaban sobre algo que era tan bello. El desprecio con el que lo hacían, la repugnancia que parecía causarles. Fueron esas conversaciones ajenas, las que se supone que una no está escuchando, las que me convencieron de que era un ser torcido que debía ocultarse.”
Entre las personas del barrio, también estaba Margarita, que era trans y antes había trabajado en las calles, cosa que todos sabían, pero lo dejó para cuidar a su madre y ahora se ganaba la vida como limpiadora. De vez en cuando, las personas la trataban con desdén y frialdad, pero Margarita era amable y no les hacía caso y seguía con su vida discreta, sin hacer daño a nadie. A lo lejos, la miraba y observaba cada vez que se la cruzaba.
“Las paredes de mi piel, mi cuerpo entero, ya me parecían un límite asfixiante, una escafandra que me mantenía aislada en el fondo de un mar muerto, pensar en terminar siendo como ella e imaginar mis pulmones achicándose, mi piel encogiéndose y mi corazón presionado justo hasta el instante antes del estallido, y que se quedase así para siempre, me aterraba.”
El tiempo pasaba, su cuerpo iba cambiando y el temor de no poder ser libre y gritar al mundo que se sentía presa en un cuerpo extraño, la iba asfixiando de a pocos.
“Estaba enamorada de Morrissey. Depeche Mode también me llevaban lejos y The Cure y Elton John me hacían llorar como cuando me miraba al espejo tratando de encontrar algo que amar. Bailaba, corría y huía, solo quería escapar.”
Hasta que un día llegó Jay a su vida, hijo de un militar estadounidense y una profesora francesa. Su padre había sido destacado a la base aérea de Torrejón y desde la primera vez que se vieron, hacían lo posible para estar juntos. Cada encuentro era especial y aunque hablaba castellano con dificultad, hacían todo lo posible por comunicarse.
Pero los miedos de ser sorprendidos rozándose y ver el rechazo de las personas que lo rodeaban, siempre la atormentaba y la angustia se apoderaba de ella, y un pensamiento punzante de que acabaría sola, la aterraba.
“Nuestras citas eran cortas, antes de darme cuenta estaba volviendo a casa con todo mi cuerpo gritando alivio, pero con la sensación de haberme despertado de golpe de un sueño hermoso.”
Al cabo del tiempo, conocería a Eugenia, a quien llamaban la Moraíta, quien sería una persona importante en su vida, a quien podía confiar todo y entendía por lo que pasaba. Eugenia le recordaba a Margarita, por la misma tierna forma de ser. Ambas serían como unas madres postizas que marcarían su vida.
“La mujer que llevas dentro, la de verdad, sigue atrapada entre paredes muy estrechas y se va a asfixiar. Y cuando se asfixie ella, te vas, marica, te vas. No te va a poder salvar nadie.”
En esas épocas, las noches en algunos barrios de Madrid eran harto conocidos por el desenfreno y pronto se dejaría seducir por la noche madrileña. Eran tiempos en los que la gente no dudaba en referirse a los travestis con desprecio, cosa que acrecentaba su miedo a revelar al mundo su secreto. Y así pasaban los días, sin poder sentirse libre, atrapada entre dos mundos.
Una lucha no solo con la familia y la sociedad, sino también, una lucha interna por aceptarse a sí misma.
Niño- Niña
Con una prosa absorbente y emotiva, la autora nos lleva de la mano por la vida de una niña trans, hasta convertirse en una joven que tiene que lidiar entre aceptarse a sí misma o callar para siempre, con tal de no ser juzgada.
Narrado en primera persona y con un ritmo que no decae, nos permite conocer y entender los miedos, temores y angustias de la protagonista. Así mismo, los personajes secundarios van cobrando fuerza a medida que avanza la historia.
Debo decir que la trama es como una montaña rusa de emociones, pues muchas veces me encontré conmovida y en otras, la impotencia me invadía, por no poder hacer nada por ayudar a la protagonista.
Con respecto a la ambientación, debo decir que me gustó mucho. Madrid es un personaje más, su gente, sus calles y encanto nos envuelven mientras vamos leyendo cada página.
Otra cosa que me gustaría mencionar, es que el libro menciona canciones de los ochentas, cosa que me encantó, ya que me podía imaginar a la protagonista, bailando y disfrutando de esos momentos en los que se sentía libre.
Temas como la violencia de género, tan presente aún en nuestros tiempos y el papel de la sociedad, que a pesar de que se dice que “los tiempos han cambiado” sigue juzgando con crueldad y sin piedad.
Una historia cruda, dolorosa, muy emotiva, que logra conmovernos y nos pone en los zapatos de las personas que sufren y luchan por ser aceptadas.
El final de la historia es maravilloso, muy emotivo y me gustó mucho.
Espero se animen a disfrutar de esta buena lectura.
¡Un beso a todos! 😘🌷📚🌞
¡Hola Marita!
ResponderBorrares una novela muy emocionante, que emociona por el argumento, por la ambientación en los ochenta y por todos esos personajes tan variopintos y peculiares que comparten trama con la protagonista. Ademas un tema al que viene bien siempre darle visibilidad. Me encantó y creo que debería leerla todo el mundo
Besos
¡Hola, Marian! Te cuento que haciendo memoria, fue gracias a ti, al blog de Mava y al de Rosa, que tenía apuntada esta novela y finalmente pude leerla. La trama es bastante fuerte y la autora logra ponernos en los zapatos de la protagonista, lo que hizo que me emocionara mucho. Un libro que estará en el top de mis lecturas de este año. Gracias por visitarme y espero tengas un día maravilloso. ¡Besos!
BorrarMe gustó mucho y está entre mis mejores lecturas de 2024. Puede que no sea la novela del año, pero creo que es un testimonio necesario y muy valiente. Ojalá sirva par que algunos aprendan el respeto que merecen todas las formas de expresar el sexo, el género, etc. Ojalá entendiéramos que lo único que no merece respeto es la falta de respeto. Ni siquiera sería necesario el respeto. A algunos impresentables les bastaría con un vive y deja vivir. Tampoco es tan difícil.
ResponderBorrarUn beso.
¡Hola, Rosa! Concuerdo con lo que dices. La falta de empatía y de respeto al prójimo, hace que aún persista la violencia y la intolerancia hacia las personas que no encajan en esta sociedad arcaica, machista y homofóbica. Esperemos que con el paso de los años, hayamos avanzado aunque sea un poquito, y poco a poco, en un futuro, podamos convivir en una sociedad donde reine la armonía y el respeto. Muchas gracias por visitarme y comentar. Lindo día para ti. ¡Besos!
BorrarHola ^^
ResponderBorrarme le llevo apuntado porque me ha generado un interés leyendo tu entrada, te agradezco mucho la publicación
un abrazo ♥
¡Hola, Naya! Me alegra que te haya llamado la atención, espero te guste. Gracias por visitarme. ¡Besos!
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