LOS SIN VER de ELENA ROMERA

TÍTULO:   LOS SIN VER
AUTORA: ELENA ROMERA
GÉNERO: CIENCIA FICCIÓN, FUTURO DISTÓPICO
EDITORIAL: CÍRCULO ROJO
PÁGINAS: 310

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SINOPSIS: 

Somos demasiados. 

Demasiados en las carreteras. Demasiados en los hospitales. Demasiados en los bares. Demasiados. No podemos vivir todos a la vez y dormir todos al mismo tiempo. Por este motivo, el mundo se divide en dos. Diurnos y nocturnos. Unos saldrán por la noche y otros saldrán por el día.

Daniela, Matías, Paloma y Óscar. Estos cuatro personajes nos cuentan el mundo desde arriba y desde abajo. Desde la luz y desde la oscuridad. Un mundo donde los valores se pierden para dar paso al individualismo. 

Una novela que nos cuenta un futuro al que llegaremos, quizá, antes de acabar de leerla.

Mi opinión

¡Hola, mis queridos amigos!😀💙 ¿Cómo les va el día de hoy? Espero muy bien y con muy buenos ánimos para empezar esta nueva semana.👍😊

Hoy les traigo la reseña del libro: Los sin ver de la autora Elena Romera, una lectura interesante, que los atrapará y sorprenderá desde la primera página, hasta llegar al final del libro.

Dicho esto, vamos a la reseña. 😉

La lectura nos lleva a una época, en la que había demasiadas personas en el mundo, la comida escaseaba y fue por esta razón, que se decidió dividir a las personas en dos: los diurnos y los nocturnos. Todo esto bajo la atenta mirada de los Líneas, quienes evitarían a toda costa que hubiera una superpoblación.

Los líneas habían establecido muchas reglas, estaban prohibidas las manifestaciones y se encargaban hasta de la ropa que deberías usar y hasta qué comida debías comer.

“Menos gente, menos problemas, más espacio”.

Es así que conoceremos a Óscar, quien vivía en el mundo diurno, en el segundo piso de la flotante treinta y cuatro. Óscar trabajaba en una empresa donde recibía un descuento para hacer viajes al pasado. Su trabajo consistía en leer algunas publicaciones que ya no existían y así comprobar si habían ocurrido cambios en el pasado.

En el piso superior, vivía su vecina Berta, con quien había mantenido una relación, por lo que no dejaba de pensar, que si quizás, se hubiera quedado junto a ella, le hubiera ido mejor. Y es que mientras más arriba vivías, mejor.

Cada vez se le dificultaba más utilizar el flai, un patinete volador utilizado para movilizarse y evitar caer en el mundo nocturno, pues si alguien caía, no habría manera alguna de volver y quedaría atrapado en ese terrible mundo oscuro para siempre.

Y es que lo peor que le podía pasar a los diurnos, era ser enviados al mundo nocturno, donde habitaban los sin ver.

Óscar tuvo una esposa llamada Daniela, la cual murió en un accidente hace siete años, sumiéndolo en una profunda depresión.

Es por esta razón, que quería viajar al pasado, algo que estaba permitido por los Líneas, pero para hacer ese viaje, debía pasar varias pruebas y cumplir muchas reglas. Óscar estaba dispuesto a hacer lo que sea, con tal de ver a Daniela otra vez.

“Sin Daniela, yo no era nada. Después de siete años, seguía viviendo para verla. Para poder viajar al pasado y verla. Aunque nunca más pudiera tocarla”.

En el mundo nocturno conoceremos a Paloma, quien daba clases de pintura en un taller en la planta baja de un edificio.

Paloma había escuchado que los diurnos tenían miedo de caer en el mundo nocturno y que los llamaban los sin ver.

Además, sabía que los diurnos podían viajar en el tiempo, por lo que no podía evitar soñar que viajaba a un año en que podía vivir sin dimensiones y con libertad para hacer lo que quisiera.

Aunque disfrutaba de su trabajo, soñaba con encontrar la manera de cruzar y pasar de un mundo a otro.

Paloma solía frecuentar la natur de Aurora, lo que antes se conocía como cafeterías, pues confiaba en ella y le contaba todo lo acontecido.

Un día, en las clases de pintura, se encontró a Matías, quien le regalaría un lienzo, algo muy difícil de conseguir. Sabía que debía tener cuidado, ya que, si los Líneas lo descubrían, le pondrían un castigo. Una llamada a la puerta, solo presagiaba lo peor, ya que cuando los Líneas los llevaban a la cárcel, había la posibilidad de que nunca más salieran de ahí. Es por eso que la desconfianza y el miedo a ser delatado, incluso por tu mejor amigo, era cosa de todos los días.

“Llegué a casa, me metí debajo de la ducha y lloré. Lloré mientras me duchaba. Lloré mientras me vestía. Lloré mientras me preparaba un té. Y lloré cuando me di cuenta de que no me iba a tomar ese té porque solo quería meterme debajo de las sábanas para seguir llorando”.

Matías estaba casado con Verónica, sus padres habían pertenecido a los Líneas, por lo que tenía muy en claro, lo que se tenía que hacer en caso alguien violara la ley. Y aunque quería a Verónica, no podía dejar de pensar en Paloma, por lo que aprovechaba las clases de arte para verla.

“No podía besarla. Pero me conformaba. Me conformaba con verla cada día. Con mirarla a los ojos. Con ver esa expresión. Esa vida que llevaba dentro”.

Todos se habían acostumbrado a vivir con el miedo a ser descubiertos y el pitido de los chips, el cual les recordaba que estaban siendo vigilados por los oficiales. Y es que, si alguien era atrapado haciendo algo que estaba prohibido, era muy probable que sería delatado y llevado por los Líneas…Pero, ¿Cuál era el verdadero trabajo de Matías?

“Mi mirada volvió a cruzarse con la de Paloma. Me pareció ver una sonrisa en su rostro. Y no lo pude evitar. Me salió de dentro. Lo que tanto intentaba ocultar. Lo que nunca pensé que ocurriría. Lo que me costaría la vida. La quería. Y se lo dije. En silencio, pero se lo dije. Me había enamorado. Por segunda vez. Pero esta vez, de quien no debía. Y de quien no quería. De una sin ver”.

Matías sabía que si hacia bien su trabajo, recibiría medallas y ascendería, y aunque antes hubiera sido incapaz de salvar a una sin ver, sabía que haría lo necesario por salvar a Paloma, si fuese necesario.

Muy pronto llegaría una nueva misión, los Líneas buscaban a una mujer que era la cabecilla del movimiento la Mano y que se creía estaba muerta, la mujer que tenían que encontrar se llamaba Daniela.

“Ningún nocturno conocía a ningún diurno. Por muy famoso que fuese. Lo que ocurría en el mundo diurno era problema diurno. Al igual que lo que sucedía en el mundo nocturno era problema nuestro”.

Daniela… Matías…Paloma…Óscar

El libro nos transporta a un mundo distópico, a una sociedad egoísta y controlada por las reglas. Un mundo donde la tecnología juega un papel importante y la superpoblación ha dado como resultado, la división del mundo.

El ritmo del libro no decae y mientras más leía, más ganas tenía de llegar al final de esta historia.

Con respecto a los personajes, todos están muy bien construidos y son bastante diferentes entre sí, por lo que es muy fácil identificarlos. Y gracias a la pluma de la autora, podemos ser testigos de la angustia, sacrificios, alegrías y el amor de cada uno de ellos.

Debo reconocer, que me costó un poco empatizar con Daniela, pero quizás son cosas mías, ya que no estaba de acuerdo con muchas de sus decisiones.

Mientras iba recorriendo las páginas de esta lectura, libros como 1984 de George Orwell y Un mundo feliz de Aldous Huxley vinieron a mi mente. Y es que, en este libro, también se tocará el condicionamiento y el aceptar un rol especifico en la sociedad, de manera que todo marche a la perfección.

No dudo que esta lectura, los dejará reflexionando, en como en la actualidad, los gobiernos nos van manipulando y controlando, sin siquiera darnos cuenta.

 ¿Estaremos condenados a un mundo dividido?

Historias entrelazadas entre sí, giros inesperados, personajes que nos muestran hasta dónde puede llegar el ser humano con tal de sobrevivir y una trama que engancha, hacen de esta, una lectura imperdible.

¿A quién le podría gustar esta lectura? Estoy más que segura que todos los amantes de las distopías y de la ciencia ficción, disfrutarán mucho de este libro.

No me queda más que agradecer y felicitar a la autora, por tan buen libro y espero muchos se animen a leerlo.

¡Un beso a todos!😘💚