LA PESTE de ALBERT CAMUS

TÍTULO: LA PESTE
AUTOR:   ALBERT CAMUS
GÉNERO: NOVELA FILOSÓFICA 

Sin duda mucho peso tuvo esta novela en la decisión de conceder a su autor el premio Nobel de Literatura en 1957: cumbre de la narrativa de este siglo, amarga y penetrante alegoría de un mundo al que sólo una catástrofe logra re humanizar. 
Novela apasionante, de gran densidad y de profunda comprensión del ser humano, se ha convertido en uno de los clásicos más indiscutibles de la literatura francesa de todos los tiempos y en uno de los más leídos.

Mi Opinión

¡Hola, mis queridos amigos! ¿Cómo les va el día de hoy? Espero muy bien. Yo por aquí, un poco atrasada en mis lecturas, por lo que estoy tratando de priorizar y empezar a leer los libros que más me llaman la atención. Es por esta razón, que hoy les traigo la reseña de La Peste de Albert Camus, un libro que hace mucho quería leer y espero disfruten la reseña.

El libro nos transporta a la poco atractiva y tranquila ciudad de Orán. Una ciudad dedicada al comercio, donde los habitantes pasaban sus días fácilmente. Pero toda esta tranquilidad, estaba a punto de cambiar.

“El modo más cómodo de conocer una ciudad es averiguar cómo se trabaja en ella, cómo se ama y cómo se muere. En nuestra ciudad, por efecto del clima, todo ello se hace igual, con el mismo aire frenético y ausente.”

Una mañana de abril, el doctor Bernard Rieux encontró una rata muerta en la escalera, eso le llamó mucho la atención. Más tarde, encontró otra rata que caminaba tambaleante y echaba sangre por el hocico. Sumado a esto, al recorrer los barrios más pobres de la ciudad y conversar con sus pacientes, también le comentaron sobre las ratas, por lo visto, estaban por todas partes.

El doctor Rieux tenía a su esposa enferma desde hace algún tiempo, por lo que ella emprendería un viaje con una enfermera para tratar de recuperarse…Después de despedir a su esposa en el andén, se encontró con el señor Othon, juez de instrucción, quien también le hizo el comentario de las ratas, por lo que se dio cuenta, que no era el único que se había percatado de ellas.

No pasó mucho tiempo para que almacenes y fábricas desbordaran de cadáveres de ratas…sin duda, un panorama repugnante.

No había un solo lugar en la ciudad, que estuviera libre de ratas, salían de las alcantarillas, se amontonaban en los basureros y después de tambalearse, morían…a vista y paciencia de todos. Y aunque la municipalidad, decidió recoger cada día las ratas muertas para su posterior incineración, parecía que este problema se les escapaba de las manos.

Un buen día, la agencia Ransdoc, comunicó a todos los ciudadanos que este extraño fenómeno había cesado, eso fue un gran alivio para todos. Pero, nadie imaginaba, lo que estaba por suceder.

El portero del edificio enfermó repentinamente, deliraba por la fiebre, vomitaba sin parar y sufría mucho dolor. Algo que llamó la atención del doctor Rieux, es que en medio de su desesperación, mencionaba a las ratas, una y otra vez. Lamentablemente, no se pudo hacer nada por él y murió.

Este acontecimiento sería el inicio de una serie de muertes extrañas, donde los enfermos morían con los ganglios hinchados, dolores insoportables y manchas en el cuerpo.

Y aunque muchos médicos se negaban a admitirlo, para evitar el pánico entre los ciudadanos, sabían que se enfrentaban a algo terrible, que creían erradicado, se enfrentaban a la peste. 

“La plaga no está hecha a la medida del hombre, por lo tanto el hombre se dice que la plaga es irreal, es un mal sueño que tiene que pasar. Pero no siempre pasa, y de mal sueño en mal sueño son los hombres los que pasan, y los humanistas en primer lugar, porque no han tomado precauciones.”

Fue gracias a la insistencia del Dr. Rieux, que la prefectura convocó a una comisión sanitaria. Pero pronto se daría cuenta que tanto el prefecto, así como Richard, secretario del sindicato de médicos de Orán, no querían inquietar a la opinión pública.

Hasta que finalmente, en vista del incremento de las muertes, el prefecto decidió tomar medidas drásticas, declarar el estado de peste y cerrar la ciudad.

Esto era una realidad y no se podía seguir ocultando.  Es así, que entre las medidas que se tomaron, se suspendieron las comunicaciones y la única manera de comunicarse era a través de los telegramas. Así pasaban los días, obligados a aceptar este exilio forzoso, convirtiéndolos en prisioneros en su propia ciudad. Ese era el caso del periodista Rambert, quien estaba de paso y no tuvo más remedio que quedarse en la ciudad.

“Y como las fórmulas que se pueden emplear en un telegrama se agotan pronto, largas vidas en común o dolorosas pasiones se resumieron rápidamente en un intercambio periódico de fórmulas establecidas tales como: Sigo bien. Cuídate. Cariños."

Un narrador nos va contando los acontecimientos ocurridos en esta ciudad, desde la primera rata que apareció muerta, hasta las terribles consecuencias de la peste. Así mismo, nos muestra los sentimientos que afloran en los seres humanos, cuando al sentirse cerca del fin, aprecian lo que están a punto de perder y se aferran a la esperanza de que todo lo malo pasará pronto.

El autor nos describe de una manera clara, el miedo, los pesares y el dolor de las personas, al sentirse indefensas ante tamaña epidemia. Así mismo, nos muestra la manera en la que las personas, se aferran a las vivencias, a los recuerdos, a los seres queridos que están lejos y que quizás no volverán a ver.

Los personajes principales y secundarios aportan mucho a la historia, desde los sermones del Padre Paneloux, las medidas del prefecto, el empleado del ayuntamiento Grand, el juez Othon, el enigmático Cottard, los esfuerzos del doctor Castel, hasta la tenacidad del Doctor Rieux y el inolvidable Jean Tarrou, estos dos últimos, sin duda, mis personajes favoritos.


Desgracia colectiva…Separaciones…Vivir sin porvenir…

Es aquí, que podemos analizar el comportamiento de las personas, las cuales pasaban los días, resignados a la soledad, a la pérdida de un ser querido, al olvido…Era como vivir la vida dormidos, acostumbrándose a una vida que no pidieron y de la cual, era imposible escapar.

 El lenguaje que utiliza Albert Camus es sencillo, práctico y con mucha facilidad, el autor nos sumerge dentro de esta ciudad y nos hace partícipe de todo lo que ocurre en medio de este encierro forzoso, donde muchos de los moribundos, aferrados a su fe, están resignados a aceptar los designios de Dios.

Una historia que nos conmueve desde la primera página y nos hace testigos de la miseria humana, de la fortaleza del ser humano ante situaciones adversas, hasta llegar a un final que nos llega al corazón y me deja con muchas preguntas sobre la raza humana.

Una obra que sin duda, dejará reflexionando a más de uno, sobre el comportamiento de los seres humanos, que al tener que lidiar con situaciones extremas, salen a relucir sus verdaderos sentimientos y cuestionar su existencia.

Recomiendo este libro a todos los que admiran las obras de Albert Camus, pues estoy segura que no los decepcionará. Espero muchos se animen a leerlo.

¡Un beso a todos! 😘💙☀🌷