¿FUE ÉL? de Stefan Zweig

TÍTULO:  ¿Fue él? 
AUTOR:   STEFAN ZWEIG
GÉNERO: NARRATIVA Y RELATO
EDITORIAL: ACANTILADO
PÁGINAS: 80

SINOPSIS: 

En esta breve novela, Zweig nos habla de los celos con su habitual maestría: elusivo, con la virtud de la intriga irresuelta, ahonda en el dolor y el desamparo que produce el sentirnos sustituidos en los afectos de nuestras personas queridas por un tercero que, cuanto menos, tiene los mismos derechos que nosotros. La rabia y la violencia pueden conducir a una venganza que agravará, si cabe aún más, nuestra orfandad.

Mi opinión

¡Hola, mis queridos amigos!🌞😃💙🌷 ¿Cómo les va el día de hoy? Espero se encuentren bien, con buena salud y con muchas ganas de continuar la semana. 

Hoy les traigo la reseña de ¿Fue él? de Stefan Zweig, un escritor que ha logrado atraparme y conmoverme con cada uno de sus libros.

Dicho esto, empecemos con la reseña. 😉

Betsy y su esposo, decidieron retirarse a una localidad alejada en las proximidades de Bath y así, llevar una vida tranquila y disfrutar de su vejez.

Su esposo había sido un alto funcionario del gobierno británico, por lo que no dudó en comprar un terreno y empezar a construir la casa soñada. 

En la parte alta, construyeron una casa de campo y desde la terraza, se divisaban las colinas y un hermoso sendero lleno de flores que conducía al canal del Kenneth-Avon, el cual antiguamente, fue muy importante, pero con la llegada del ferrocarril, este canal fue olvidado, quedando solo clavos oxidados y alguna que otra barca vieja y rota, testigo mudo de lo que alguna vez fue el canal. 

Aun así, el canal mantenía una corriente de agua tranquila, que hacía de este lugar, el lugar perfecto para vivir y pasear. 

"En el agua detenida, negra, las algas que hay en el fondo crecen con tanta fuerza hacia arriba que la superficie, de un color verde oscuro, resplandece como la malaquita. Las rosas de agua se balancean, multicolores, sobre la superficie lisa, que en su adormecida quietud refleja, con fidelidad fotográfica, las laderas cubiertas de flores, los puentes y las nubes".

La casa era acogedora y tranquila, todo lo que ellos deseaban.

Pasado un tiempo, escucharon los ruidos típicos de una construcción, eso solo significaba una cosa, por fin tendrían vecinos. 

Una mujer joven y bonita se acercó a su puerta y les contó que su marido y ella, habían quedado cautivados por el maravilloso paisaje, por lo que no dudaron en mudarse a ese bello lugar.

Y aunque su esposo trabajaba en Bristol y le tomaba un poco más de tiempo llegar al trabajo, estaba segura que poco a poco se iría acostumbrando. 

No pasaría mucho tiempo, para que finalmente conocieran al esposo, su nombre era John Charleston Limpley, quien apenas los vio, se presentó como un buen vecino.

Limpley era un hombre grande en tamaño, pero lleno de bondad y rápidamente les inspiró confianza.

"De aquel hombre enérgico, sano, vital, irradiaba una refrescante corriente de fuerza y felicidad que le arrastraba a uno sin que pudiera evitarlo. Cuando al final nos despedimos, estábamos los dos como quien dice entusiasmados".

 

Limpley resultó ser un hombre simpático, amable y cordial, que no dudaba en prestar su ayuda de ser necesario. Su vitalidad era tal, que muchas veces llegaba a cansar, pero era imposible estar enojados con él, ya que era un buen hombre. 

Incluso Ellen, su esposa, tenía que lidiar con las muestras de afecto exageradas para el común de los mortales, por lo que disfrutaba de esos momentos de soledad y quietud, cuando su marido se encontraba trabajando en Bristol. 

Para Betsy y su esposo, era extraño ver a una persona extremadamente feliz. 

"-Al diablo con la felicidad de él- exclamé yo irritada-. Es una desfachatez ser feliz de una manera tan ostentosa y andar por ahí ventilando con tanto descaro sus sentimientos. Yo me volvería loca con un exceso semejante, con tal exuberancia de cortesía. ¿Es que no ves que él, fanfarroneando de felicidad y con su mortal vitalidad, hace profundamente infeliz a esa mujer?"

Poco a poco, se hizo evidente que esta vitalidad exagerada de Limpley, estaba causando problemas en la joven pareja... problemas que ella callaba, problemas que no la hacían feliz. 

Betsy se dio cuenta que ella necesitaba de algo o alguien que le quitara esa melancolía, por lo que decidió regalarle un perrito, ya que estaba segura que le serviría de compañía y la haría feliz. Pero fue todo lo contrario, pues el perro, a quien llamaron Ponto, se convertiría en la nueva obsesión de Limpley, ocupando gran parte de su tiempo en atender al animal. Es así que Ponto se convertiría en el amo y señor de la casa. 

Lo que no sabían era que la llegada de este pequeño animal, marcaría un antes y un después en la vida de esta pareja y nada ni nadie, estaba preparado para lo que estaba por ocurrir.  

"Algo misterioso debió de haber ocurrido por aquellos días, algo que él no comprendía. Algo cambió y siguió siendo desde entonces distinto en la casa y en cada una de las personas de la casa. Y con desesperación, Ponto reconoció que era impotente frente a lo que, solapado, sucedía o había ocurrido allí. Era indudable. Alguien estaba en contra de él. Algún poder maligno, extraño. Él, Ponto, tenía un enemigo".

 

Celos que matan...

El libro está narrado por una de las protagonistas de la historia, quien tendrá un papel decisivo en el transcurso de los acontecimientos. 

Esta novela breve, nos permite apreciar y disfrutar de la maravillosa pluma de Stefan Zweig. Y es gracias a su estilo propio, logra plasmar en palabras, los sentimientos que pueden transformar a un animal. 

La trama nos va envolviendo de tal manera, que me hubiera encantado que tuviera más páginas. 

Una mirada a la vida matrimonial, al comportamiento y los sentimientos de una mascota, en los que la angustia, la rabia contenida, los celos y el orgullo, tendrán serias consecuencias. 

"La mirada de un animal, en momentos de extrema necesidad, puede ser mucho más penetrante, casi podría decir, más expresiva que la de los seres humanos, pues nosotros comunicamos la mayor parte de nuestras emociones, de nuestros pensamientos, por medio de la palabra, que hace las veces de intermediaria, mientras que un animal, que no es capaz de hablar, se ve obligado a comprimir en sus pupilas todo lo que quiere transmitir". 

Y cuando menos lo esperamos, un giro inesperado en la trama nos sorprende y nos deja reflexionando sobre las graves consecuencias que puede traer la rabia de sentirse reemplazado.

Lo que más me gustó fue que el autor logra meternos dentro de la cabeza de un perro, conociendo de primera mano, lo que sentía a lo largo de la historia. 

Si quieres disfrutar de una buena lectura, sin muchas páginas y con una trama que atrapa, esta lectura es para ti. 

Espero muchos se animen a a disfrutar de esta breve novela del gran Stefan Zweig.

¡Un beso a todos! 😘💙📚🌷