EL CIELO ES AZUL, LA TIERRA BLANCA de HIROMI KAWAKAMI

TÍTULO: EL CIELO ES AZUL, LA TIERRA BLANCA
AUTORA: HIROMI KAWAKAMI
GÉNERO: NOVELA CONTEMPORÁNEA
EDITORIAL: ACANTILADO
PÁGINAS: 216

SINOPSIS:

Tsukiko tiene 38 años y lleva una vida solitaria. Considera que no está dotada para el amor. Hasta que un día encuentra en una taberna a su viejo maestro de japonés. Entre ambos se establece un pacto tácito para compartir la soledad. Escogen la misma comida, buscan la compañía del otro y les cuesta separarse, aunque a veces intenten escapar el uno del otro: el maestro, en el recuerdo de la mujer que un día lo abandonó; Tsukiko, en un antiguo compañero de clase. 

Con una prosa sensual y despojada, Kawakami nos cuenta una historia de amor muy especial: el acercamiento sutil de dos amantes, con toda su íntima belleza, ternura y profundidad. Todo un descubrimiento literario.

Mi opinión

¡Hola, amigos! 😀🌷¿Cómo les va el día de hoy? Espero muy bien y con muchas ganas de continuar la semana.

Por aquí, les cuento que estoy con un horrible resfriado 😢, que está durando varios días, por lo que he estado durmiendo mucho y tomando líquido, para que esto pase pronto.

Pero, como bien dicen, al mal tiempo, buena cara…Así que, vamos a lo nuestro, la reseña.

Hoy hablaremos de un libro que llegó a mis manos, gracias a una recomendación que encontré en Goodreads y que he disfrutado mucho. Se trata del libro: El cielo es azul, la tierra blanca de Hiromi Kawakami, una maravillosa historia de amor, que no los dejará indiferentes.

Dicho esto, empecemos…

Harutsuna Matsumoto era un profesor de japonés que solía ir a comer y beber a una taberna frente a la estación. Fue aquí que se daría el encuentro con Tsukiko Omachi, quien había sido su alumna muchos años atrás.

Lo extraño de este encuentro, es que ambos habían ordenado la misma comida y al darse cuenta, el profesor la reconoció de inmediato.

Tsukiko estaba asombrada de que su maestro y ella tengan los mismos gustos en comida.

El profesor tenía el pelo blanco muy bien peinado, vestía una camisa de corte clásico, un chaleco y siempre llevaba un maletín.

A ella le costaba recordar el nombre de quien había sido su profesor, por lo que se dirigía a él, como Maestro y así disimular que no recordaba su nombre.

Este fue el comienzo de varios encuentros en esa misma taberna, donde conversaban y compartían un momento para comer. Y aunque los separaban treinta años de edad, ella se sentía muy a gusto en su compañía.

Ambos tenían un acuerdo tácito y era fingir que no se conocían cada vez que se encontraban en la taberna. Se miraban con el rabillo del ojo, pedían la misma comida, las mismas bebidas y muchas veces, simulaban no haberse visto. Y esa mecánica, se repetía muchas veces.

Algunas noches visitaban otras tabernas o iban a su casa a tomar una última copa. La primera vez que él la invitó, ella prefirió no ir, ya que recordaba que su mujer había muerto y no quería ir a la casa de un hombre solo, pero ante tanta insistencia, finalmente aceptó la invitación.

La casa del Maestro estaba bastante desordenada, es más, se podría decir que estaba llena de cachivaches.

Fue así que, en medio de papeles apilados en el suelo, le mostró su colección de pequeñas teteras, bebieron Sake, comieron galletitas de arroz, mientras contemplaban la luna y conversaban de todo un poco.

Los encuentros no solo ocurrían en la taberna, también hicieron paseos a mercados y hasta viajes, donde Tsukiko iría conociendo más al Maestro.

El Maestro era un gran admirador de los Giants, y aunque ella no lo era, no le importaba estar junto a él en la taberna, mientras todos disfrutaban del juego.

Y es que el maestro era su única compañía y por lo visto, ella era la única compañía del maestro, ya que su esposa lo abandonó cuando ella tenía cincuenta años, la misma edad que tenía su hijo, a quien ya no veía.

Tsukiko estaba sola, ya que apenas visitaba a su madre y a su hermano, pues no se sentía a gusto con ellos, ya que siempre la presionaban con que se case y deje de trabajar. Estaba harta de escuchar lo mismo, por lo que los visitaba muy poco.

“Estaba sola. Subía sola al autobús, paseaba sola por la ciudad, iba de compras sola y bebía sola. Incluso cuando estaba con el maestro era como si fuera sola a todas partes. No dependía de su compañía, pero cuando estaba con él me sentía más completa.”

Pero en medio de estos encuentros no planificados, un sentimiento inesperado empezaba a nacer dentro de ella, algo que no podía evitar y por más que lo intentaba, no podía sacar de su mente al maestro.

En medio de las conversaciones, Tsukiko se daba cuenta que el maestro aún cargaba a cuestas el recuerdo de Sumiyo, su excéntrica esposa, quien lo había abandonado quince años antes, para viajar por todo el país. Es por este motivo que Tsukiko se sentía como en una encrucijada, pues no sabía si decir lo que sentía o callarlo para siempre…

Soledad…Amor…Compañía

El libro consta de veinte capítulos y está narrado en primera persona, lo cual nos permite conocer más de los sentimientos de la protagonista.

Con un lenguaje sencillo y un tono melancólico, la autora nos regala una historia de amor entre dos personas que tienen varias cosas en común, pero principalmente, se sienten atraídas por la soledad que existe en sus vidas.

“En algún momento, más adelante, al sentarme a su lado empecé a notar la calidez que desprendía. Su presencia dulce y afectuosa se filtraba a través de la tela de su camisa almidonada. Era caballeroso y tierno a la vez. Nunca he sido capaz de describir la presencia que irradiaba el maestro. Cuando intentaba capturarla, se esfumaba para aparecer de nuevo en otra ocasión.”

La trama se desarrolla en el enigmático Japón, por lo que se hace muchas referencias a la comida típica japonesa.

Lo que más llamó mi atención fue esa peculiar forma de ser de ambos, siempre metidos en sus mundos, era como si todo lo que ocurría a su alrededor, no existiera, cosa que es algo bastante improbable que suceda en nuestra época, ya que queramos o no, estamos siempre conectados.

Con uno que otro personaje secundario, la trama se centra en ellos y eso hace que los conozcamos mucho más y empaticemos con la manera en la que se comportan y relacionan con el mundo que los rodea.

La melancolía que acostumbra a estar presente en la literatura japonesa, no podía faltar en esta lectura, la cual nos lleva a emocionarnos por momentos y conmovernos con uno que otro recuerdo.

“Las tinieblas nos envolvían por completo y nosotros seguíamos hablando sin decir nada. Las palomas y los cuervos ya se habían refugiado en sus nidos. El maestro me rodeaba con su cálido brazo, y yo no sabía si reír o llorar. Al final, no hice ni una cosa ni la otra. Me tranquilicé y me acurruqué en sus brazos, en silencio. Oía los latidos de su corazón a través de la chaqueta.”

El final…bueno, es un final bastante real y me sorprendió. Era como si dos almas se habían propuesto encontrarse en algún momento de la vida, para acompañarse y disfrutar de un buen momento juntos.

Si eres de los que gustan de los amores que empiezan de la nada y van creciendo de a pocos, esta lectura es para ti. 

Espero muchos se animen a disfrutar de este libro y maravillarse con la pluma suave y ligera de la autora.

¡Un beso a todos! 😘💙