LA CHICA QUE AMABA A TOM GORDON de STEPHEN KING

TÍTULO:  LA CHICA QUE AMABA A TOM GORDON
AUTOR:   STEPHEN KING
GÉNERO: TERROR PSICOLÓGICO
EDITORIAL: DEBOLSILLO
PÁGINAS: 238

  

SINOPSIS:

Un cuento de hadas macabro contado con el perspicaz e indomable espíritu de una niña. Una historia que toca la fibra de nuestras emociones más básicas. La chica que amaba a Tom Gordon explora nuestro más profundo terror a lo desconocido.

«El mundo tenía dientes y podía morderte en cualquier momento, Trisha McFarland lo descubrió cuando tenía nueve años. A las diez de una mañana de principios de junio estaba sentada en el asiento trasero del Dodge Caravan de su madre, vestida con una sudadera azul de los Red Sox (la que llevaba "36 Gordon" estampado en la espalda), y jugaba con su muñeca. A las diez y media se había perdido en el bosque. A las once intentaba contener su terror, no pensar: Esto va en serio, esto va muy en serio. Intentaba no pensar que, en ocasiones, cuando la gente se perdía en el bosque salía gravemente dañada. A veces incluso moría.»

Mi opinión

¡Hola, mis queridos amigos! 😀💙🌞🌷¿Cómo les va el día de hoy? Espero estén muy bien y llenos de optimismo, para empezar esta nueva semana.  

Hoy hablaremos del libro: La chica que amaba a Tom Gordon de Stephen King, una lectura en la que la fantasía y la realidad se entrelazan, dando como resultado una historia que nos mostrará la fortaleza y tenacidad de un ser humano, enfrentando situaciones extremas.

Corría una mañana del mes de junio en el año 1998 y Trisha McFarland de nueve años, iba de excursión con su madre Quilla Andersen y su hermano Pete.

Trisha, fiel admiradora de los Red Sox, llevaba puesta una sudadera azul de su equipo favorito, con el 36 GORDON estampado en la espalda. Tom Gordon era el jugador favorito de Trisha y de su padre, Larry McFarland.

Pepsi Robichaud era la mejor amiga de Trisha y a ella le confesaba la profunda admiración que sentía por Tom Gordon.

Aunque intentaba disfrutar de este paseo, era casi imposible, pues Pete siempre estaba de mal humor y peleaba todo el tiempo con su madre. Y es que, desde el divorcio, su madre había conseguido la custodia, por lo que Pete y Trisha, se mudaron de Boston al sur de Maine con su madre, cosa que molestó mucho a Pete, pues quería quedarse con su padre.

“Para escapar de ellos, Trisha abrió la puerta de su fantasía favorita. Se quitó la gorra de los Red Sox y contempló la firma escrita sobre la visera con enérgicos trazos negros. Eso la ayudaría a recuperar el buen humor. Era la firma de Tom Gordon”.

Trisha odiaba escucharlos pelear todo el tiempo y pensaba que debería dejarlo ir  con su padre, pues Pete ya estaba por cumplir catorce años. Aunque sabía que el verdadero motivo era que quería volver a Malden, donde tenía amigos, ya que odiaba el instituto Sanford, pues los chicos se burlaban de él, haciendo su vida miserable.

Es así que los fines de semana que Pete y Trisha no iban con su padre, salían de paseo con su madre a diferentes lugares, es ahí cuando empezaban las discusiones y Pete siempre terminaba sacándola de quicio.

Fue en uno de estas excursiones planeadas por su madre, que Trisha desaparecería. Madre e hijo no paraban de discutir y en su afán de seguir peleando, hicieron caso omiso cuando Trisha le pedía a su madre que se detuvieran pues tenía ganas de ir al baño.

Al ver que no le prestaban atención, Trisha decidió ir detrás de unos arbustos, alejándose así del sendero.

Al llegar a un punto del camino, se dio cuenta que desde ese lugar podía ver el camino de Kezar Notch, por lo que cualquiera que pasara por ahí, podría verla. Es así que decidió bajar por una pendiente, lo que la hizo resbalar hasta el fondo, desde donde ya no podía divisar el sendero.

Después de hacer sus necesidades, Trisha tomaría la peor decisión de su vida y fue continuar caminando hacia adelante, no retroceder y volver por el sendero de Kezar Notch.

Según Trisha, no podría perderse, se sentía muy confiada de que, si seguía de frente, encontraría el camino principal que la llevaría a encontrarse con su familia.

Lo que Trisha no sabía, era que el bosque la iba atrapando de a pocos y aunque se daba ánimos que todo estaría bien, una inquietante voz interior, le decía lo contrario.

Dentro de su mochila, llevaba un Walkman, agua y algunos snacks que la ayudarían a no morir de hambre.

A pesar de la caída, su Walkman había logrado sobrevivir y pudo escuchar en la radio, un partido en el que Tom Gordon jugaba, él había salvado a su equipo y eso le daba esperanzas, de que ella también se salvaría.

“Trisha estalló en lágrimas. Apagó el walkman y siguió sentada sobre la tierra mojada, con la espalda apoyada contra el tronco y las piernas abiertas. Lloró aun con más sentimiento que nunca cuando comprendió que se había perdido, pero esta vez lloraba de alivio. Estaba perdida, pero la encontrarían. Estaba segura. Tom Gordon había salvado a su equipo, y ella también se salvaría”.

Las formas de los árboles, el sonido de las ramas al rozarse, la luz de la luna, todo se confabulaba para que Trisha siguiera perdida, para que no pudiera escapar de este bosque, que la mantenía atrapaba.

Y en medio de sus fantasías, Tom Gordon la protegía. Lo imaginaba con su uniforme, junto al arroyo, conversándole, convirtiéndose en un compañero inseparable.

Poco a poco, comenzó a mantener conversaciones imaginarias con él, en las que ella respondía en voz alta y eso la acompañaba en la soledad en la que ahora se encontraba.

Los mosquitos no la dejaban en paz y las pocas provisiones que traía en la mochila ya se le estaban acabando. Hambrienta y cansada, solo se concentraba en caminar en línea recta y encontrar la salida del bosque.

“Hay un momento en que la gente abandonada a sus propios medios deja de vivir y se limita a sobrevivir. El cuerpo, agotadas sus fuentes de energía, recurre a las calorías almacenadas. La lucidez empieza a embotarse. La percepción empieza a reducirse, al tiempo que se despierta de una forma perversa. Las cosas comienzan a borronearse alrededor de los bordes. Trisha McFarland se estaba aproximando a esta frontera entre la vida y la supervivencia a medida que su segunda tarde en el bosque iba declinando”.

Pero había algo más…algo que el bosque ocultaba. Trisha siente que una presencia extraña la sigue, la observa y no permitiría que salga viva. Y es que El dios de los Extraviados la quería para él.

 “Voy a morir, ¿verdad, Tom? - preguntó con voz serena y lúcida.

No hubo respuesta”.

El libro consta de nueve capítulos y un epílogo. Algo que llamó mi atención es que el autor nos va contando la historia como si fuera un partido de béisbol: primera entrada, segunda entrada, etc.

Con un lenguaje sencillo, ágil y fácil de leer, el autor nos va narrando con lujo de detalles, las peripecias de una pequeña niña perdida.

La manera en la que el autor describe, con tanta claridad cada lugar, hace que nos sintamos parte de esta historia.

La trama se enfoca en el personaje principal, con esporádicas apariciones de los demás personajes.

Si le tuviera que encontrar algún pero a esta lectura, es que esperaba algo diferente, algo más al estilo Stephen King, algo más de terror. Y para serles sincera, este libro no da nada de miedo, es más, se podría decir que es un libro que nos habla de la supervivencia y la manera en la que el ser humano se enfrenta a situaciones extremas.

Así que, advertidos están los fans de Stephen King…😉

Aun así, recomiendo esta lectura a los que les gustan historias en donde la fantasía y la realidad se entrelazan entre sí y los mantendrá alertas, hasta llegar al final del libro.

Espero muchos se animen a leer y disfrutar de esta lectura.

¡Un beso a todos! 😘💙